Croacia - Día 4

21 de agosto de 2012

No he dormido del todo bien hoy. La cama es más bien incómoda y he dado un montón de vueltas. Cuando me levanto veo a Javi que se está vistiendo porque está inquieto por el coche, que, si recordáis, ayer lo dejamos en la curva y él piensa que no se quedó bien aparcado. Cuando vuelve nos dice que ha tenido que cambiar el coche de sitio porque había un camión que no podía pasar y han llamado a la grúa. Menos mal que se lo ha llevado antes de que llegue…

Hoy vamos a pasar el día en Split así que dejamos el coche, esta vez bien aparcado, y nos vamos dando un paseo al centro. Paramos a comprar unas pulseras en unos puestos en la calle y a hacer algunas fotos y después vamos a la Torre del Palacio Diocesano. 

Comprando las pulseras

Desde arriba del todo se ve la ciudad entera, el mar y las pequeñas montañas. Para llegar hasta arriba hay que subir unas escaleras bastante empinadas y un poco estrechas que pueden agobiar a alguien con claustrofobia. Es el único tramo, que además es solo de subida, que puede agobiar un poco. Una vez que giras ya ves la luz del sol. Ana y Javi tardan un poco más en subir porque no quieren hacerlo con mucha aglomeración de gente y durante un rato se plantean si subir o no subir el segundo tramo (la torre propiamente dicha) porque Ana tiene un poco de claustrofobia. Santi, Cristina y yo vamos subiendo, y cuando veo que desde la entrada se ve la luz intento dar la vuelta para decírselo a Ana y Javi para que puedan subir. Sin embargo esta segunda parte es tanto de subida como de bajada por lo que cuando quiero intentarlo me encuentro con un montón de gente en dirección contraria. Me quedo varios minutos ahí, esperando a ver si mientras tanto suben Ana y Javi. Por fin, consigo cambiar la dirección de la fila y comienzo a bajar. Ahora son los que suben los que tienen que esperar. Bajo y les digo lo que he visto, que en todo momento se ve luz y que además toda la subida a la torre es al aire libre. Más no puedo hacer ya así que me vuelvo a dar la vuelta para subir de nuevo. ¡Mierda! La fila estaba bajando ahora, así que hasta que no deje de bajar gente no puedo subir de nuevo. Cuando subo me encuentro con Santi y Cris que estaban esperándome y subimos arriba del todo. 

Subida a la torre

Las vistas no están mal, pero son bastante prescindibles en mi opinión. Cuando vamos a bajar veo que Ana y Javi están subiendo. ¡Sí! Como digo las vistas no están mal aunque tampoco es lo más bonito que he visto, pero me alegro de que haya vencido la congoja y se haya decidido a subir al final. En la bajada del último tramo, que es como el primero que hemos subido, Javi se resbala en un escalón que está muy desgastado y se da un golpe bastante fuerte. Mientras tanto Santi pierde la pulsera que ha comprado a primera hora y Cristina la recoge cuando la ve caer. Está muy emocionado con ella así que Cristina hace lo único que puede hacer: guardarla para divertirse un rato después.

Vistas desde la torre

Split

Split (Foto: Santi)

Decidimos ir a comer a un pueblo cercano así que pasamos por casa para ponernos el bañador, dejar la compra para el desayuno de mañana y coger el coche. Llegamos a Trogir y dejamos el coche en un aparcamiento no muy cerca del centro. Bueno, nos sirve para dar una vuelta hasta el centro. La verdad es que Trogir es un pueblo con mucho encanto. Es pequeño pero muy acogedor. Tiene callejuelas por todos lados. Me parece un poco como un pueblo de cuento de hadas. Comemos en una terraza, en unas mesas de madera maciza, pescado fresco. Muy rico. En la sobremesa Santi decide volver a admirar su pulsera pero, ¡oh, sorpresa! No la encuentra… Durante un rato le hacemos creer que la ha perdido pero al final Cris se la devuelve y una vez que se la pone se da cuenta de que le queda enorme. A Javi también le va grande. 

Trogir (Foto: Santi)

Trogir (Foto: Santi)

Después de comer damos otro paseo por las calles de Trogir y terminamos comprándonos un helado de postre (no lo puedo evitar y ya sabéis que me encantan los helados, no puedo salir de vacaciones y no comerlos) 

De vuelta a Split decidimos parar en una playa tranquila, sin gente, sin ruido y en la que nos sentimos realmente de vacaciones, pero como no encontramos ninguna de esas características nos quedamos en la que está de camino. Es decir, en una playa abarrotada de gente, de piedras, por supuesto, y no del todo limpia (prefiero no comentar lo que encontramos por allí, pero bastantes guarrerías) En el agua se está bien aunque en cuanto entras ya te llega el agua al cuello. Ana lleva gafas de bucear y me dedico a inspeccionar el fondo  marino. Hay algunos pececillos, pero por lo demás el fondo es bastante gris y con algo de basura. Antes de irnos a Javi se le rompen las chanclas por completo (cero posibilidad de arreglo) así que tiene que salir de la playa con un calzado que no es el suyo.

La playa que pudimos "disfrutar"

Volvemos a casa con la sensación de no haber disfrutado del todo de nuestro rato de playa. Una pena porque el entorno era bonito. No sé cómo dejan meter los coches hasta la orilla. Una vez en casa nos duchamos y nos arreglamos para salir a cenar por Split, estamos cansados pero hay que cenar. 

Las pulseras de los chicos les juega una mala pasada y es que se han desteñido con la ducha y se han manchado la ropa. Hay que ver, estas pulseras por ahora no han dado más que disgustos. Esperemos que salga la mancha...

Split de noche

Buscamos unas chanclas para Javi por los puestos (que siguen abiertos todavía) y al final encuentra unas que están bastante bien, eso sí, nos lleva un rato encontrar las que quiere y del color que quiere. Después damos mil vueltas por la zona de restaurantes buscando un sitio que nos guste para cenar y, después de un buen rato mirando y remirando las cartas, vamos al primero que hemos visto. Tiene una terraza en una calle muy estrecha y allí nos ponen a los cinco. La verdad es que es un sitio muy tranquilo y se está de lujo. Una vez más nos encontramos con que está recomendado por Tripadvisor y la verdad es que cenamos bien. Cristina y yo, pasta y Santi, Ana y Javi una parrillada de pescado. Todo muy bueno.

Cena en Split 

Cuando llegamos a casa Javi se conecta a internet y recibe un vídeo de Iker que Ana y yo no nos cansamos de ver. Hoy, en este momento, tengo más morriña que ningún otro día. Ojalá pudieran estar Sandra y Javi aquí también y ojalá pudiera achuchar al peque aunque solo fuera un momento... 

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Alvaro Mesía y Ana Ozores ha dicho que…
Me encantaria visitar Croacia, tiene que ser un pais precioso:)
besos te seguimos:)